Comentario
La responsabilidad de El Jinete Azul recayó en Kandinsky y en Franc Marc (1880-1916), un artista menos teórico que el ruso, pero provisto también de una carga importante de espiritualismo. Hijo y nieto de pintores, Marc había realizado estudios de teología -y de filología- y toda su vida mantuvo un profundo sentido religioso. En 1900 decidió dedicarse a la pintura: el arte era para él un medio de captar el alma de las cosas, prescindiendo de las apariencias, y un medio a la vez de crear una nueva sociedad. Junto a la teología, la poesía oriental contribuyó a su visión mística y panteísta de la naturaleza y sobre todo de los animales, que empezó a pintar en 1905, animado por J. Niestlé, un pintor especializado en ellos.Pero su interés por los animales tiene raíces más profundas. Desengañado de los humanos, busca en ellos los misterios de la naturaleza, y con sus pinceles se convierten en alegorías y símbolos, ayudados por los colores fantásticos e irreales que les da: rojo, azul, verde, amarillo... "La pura alegría de vivir del animal hacía resonar todo lo que había de positivo en mí", escribía a su mujer. Pero tampoco este mundo le satisfizo y así llegó a la abstracción, tal como dice en una carta de 1915: "Sentía ya muy pronto al hombre como algo feo; el animal me parecía más bello, más puro, pero en él descubrí tantas cosas desagradables y feas, sentimentalmente, que mis representaciones se convirtieron de un modo instintivo, por necesidad interior, cada vez en más esquemáticas, abstractas".Su desengaño de los humanos no carecía de razón, enrolado con entusiasmo en la guerra para colaborar en aquella purificación de Europa, murió en 1916 en una trinchera, mientras dibujaba caballos heridos en el cuaderno de apuntes que mandaba a su mujer.Su trayectoria arranca de dibujos naturalistas en los primeros años -1908-, hasta que, hastiado de la enseñanza académica y conociendo el Jugendstil, se encamina hacia un simbolismo particular centrado en su tema favorito: El conocer en 1909 a Kandinsky, Jawlensky, Werefkin y Macke, le anima a seguir por este camino: libera el color de su función representativa, siguiendo el ejemplo de Gauguin, y simplifica las figuras, reduciéndolas a lo esencial. En 1912 va a París con Macke; allí conoce a Delaunay y acusa la influencia del cubismo en su vertiente más lírica y del futurismo. De Delaunay toma la transparencia y la organización de planos, llevándolos a sus animales, que se constituyen a base de superposiciones de formas geométricas, fundiéndose así con el paisaje, que se construye de la misma manera, dando lugar a lo que se ha llamado su etapa precubista. De vuelta a Munich, colabora con El Jinete Azul, ya en plena abstracción desde 1914.El color en Marc ha dejado radicalmente de ser naturalista y se ha hecho simbólico, como los animales; juntos encarnan ideas abstractas y emociones como la violencia, el amor o la muerte. Aunque pinta muchos animales, el caballo es su favorito, como el más noble de todos. Del mismo modo, el azul es el color de lo infinito, del cielo, de lo divino y de lo espiritual, así como del principio masculino; el amarillo del femenino, mientras el rojo es el color de la materia. En 1910 ya había formado su teoría española sobre el color, basándose en la percepción, como le cuenta a Macke.